Brasil se esfuerza en crecer como potencia económica y son notables
algunos de sus logros en los últimos años. Sin embargo, ¿está mejorando la
calidad de vida de sus ciudadanos al mismo ritmo que su capacidad productiva?
Está claro que ciertos sectores sociales sí, pero hay que recordar que el país
está superpoblado y que una gran masa de población aún vive en condiciones de
pobreza y estas diferencias sociales se reflejan a la perfección en su sistema
educativo.
Las favelas de Morumbi, en São Paulo, plasman las diferencias sociales en Brasil. |
Es importante conocer que, la población de entre 0 y 24 años, suponen
casi cerca de los 80 millones de personas en el país y que esto dificulta
ofrecer una educación básica obligatoria, tal como lo establece la constitución
brasileña. En este enlace podréis ver más datos sobre la educación pública y privada en Brasil.
El propio sistema social crea una frontera prácticamente infranqueable
entre los estudiantes con o sin recursos. Las escuelas públicas más próximas a
las zonas de favelas de las grandes ciudades registran las cifras más altas de
abandono escolar y de fracaso, mientras que, en los barrios de más prestigio y
más caros, se encuentran escuelas privadas que suelen contar con los mejores
resultados.
El por qué es claro. Las escuelas privadas reducen el número de alumnos
por aula, les ofrecen recursos y materiales adecuados y cuidan al profesorado,
mientras que en las escuelas públicas el Estado masifica las clases, apenas
concede financiación para recursos materiales y desprecia la formación continua
y la valoración salarial de sus docentes. Esta situación ha llevado a la calle
a miles de profesores que defienden una mejora en su situación laboral para que
así, pueda también mejorar la formación de la población.
Los datos reflejan que, a pesar de que la educación básica es
obligatoria, la menor parte de los estudiantes de escuelas públicas en Brasil
continúan sus estudios hasta finalizar los estudios universitarios. Esto
provoca que el país necesite mano de obra cualificada en muchos de los sectores
más pujantes, algo inexplicable en un país que persigue situarse en lo más alto
en el escenario económico y productivo internacional.
La educación es uno de los factores principales para la movilidad social
en Brasil. Existe una calidad de fuerza de trabajo tan baja que en la
preparación da una ventaja a la hora de trabajar y progresar.
A pesar de los avances de los últimos años, muchos colegios públicos
todavía están en clara desventaja con las viejas instituciones privadas. En
este sentido, la extensión de una educación de calidad será un factor clave
para que este país pueda cumplir sus objetivos económicos.
Uno de los grandes problemas de Brasil, que es su desigualdad social,
seguirá sin resolverse mientras no acaben con los problemas estructurales de su
educación.
Iandê Oca tratará de solucionar estos problemas a nivel local ofreciendo
a los estudiantes de Bom Jesús una escuela donde tengan lo suficiente como para
poder seguir ilusionándose con un futuro mejor e igual para todos.
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